Charla de José G. Moreno de Alba sobre la nueva Ortografía

Notas tomadas de la charla de José G. Moreno de Alba sobre la nueva Ortografía de la lengua española, realizada en Casa de las Humanidades, México, D.F. el 16 de junio de 2011

Gonzalo Lara

 

Palabras más, palabras menos, lo que sigue fue dicho por el ex director de la Academia Mexicana de la Lengua y autor de trabajos como Minucias del lenguaje y El español en América, entre varios otros.

Primero, ¿por qué preocupa tanto la ortografía a los hispanohablantes, incluso socialmente? El dominio de la ortografía es un asunto social: “el que no escriba así y así, no entra al club”. El inglés y el francés, por ejemplo, parece que no se preocupan tanto, pues su sistema ortográfico y fonológico están muy distanciados, lo cual no ocurre en español. Ingleses y franceses dijeron “aprendan cómo se pronuncia porque la palabra, así como la ven escrita, así se queda”, no cambia su grafía aunque sí su pronunciación. En español sí se ha modificado la escritura para que refleje la pronunciación. ¿Y quién hizo esto? Inicialmente, los impresores, que realmente fungían como editores al tener que ajustar lo recibido para pasarlo a las planchas e imprimir con cierta norma y orden.

La primera ortografía en español apareció en 1741; posteriormente, la RAE la siguió poniendo al día. Curiosamente, a la gramática y al diccionario de la RAE  se les hace caso pero no son normativos, mientras que la ortografía sí se considera preceptiva y se le atiende puntualmente. Y hay que tener en cuenta que las normas ortográficas comenzaron como órdenes reales (es decir, que venían prescritas por el rey; porque ahora le gente dice que la Real Academia de veras ya parece real y no sólo Real) y eran acatadas sin más. Esencialmente, la ortografía española es una autoridad que los usuarios respetamos  obedientemente; y es una obediencia útil si consideramos la unidad de la lengua que a partir de ella, y de otros factores,  hemos logrado los hispanohablantes.

La ortografía debe valer para la vasta comunidad hispanohablante y hay que estar abiertos a la validez de los diferentes dialectos del español y a que tienen distintas realizaciones fonéticas, por ejemplo, s/apato y z/apato.

Cuando se refirió Moreno de Alba a la polémica omisión de los acentos de los pronombres demostrativos y de solo en la reciente reforma ortográfica, comentó que la Academia Mexicana no estaba de acuerdo con la omisión, pese a que el director, o sea él en ese entonces, sí. Tras estira y afloja, al final la regla quedó en una que no lo es: “si ud. quiere o cree que lo necesita, póngalo”. Recordó que en el siglo XIX causó sisma la omisión de la h en Christo. A muchos les parecía blasfemo omitirla, pero con el tiempo la gente aceptó el cambio y hoy, seguro, a nadie se le ocurriría ponerla.

Al final, comentó que la actual Ortografía de lengua española no introduce cambios revolucionarios en aras de seguir conservando la unidad de la lengua.

 

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