Archivo

Archive for the ‘educación’ Category

Por algo se los echaron (!?)

Esta mañana una persona que trabaja con estudiantes se manifestaba en contra de los cierres de las escuelas. Lo encuentra completamente inútil. Dice que si quieren hacer algo de verdad, que cierren Periférico, las casetas, que paren la ciudad. Que si los medios inflaman cualquier acción que atente contra el tráfico o contra el status quo, que esa es su chamba, a fin de cuentas. Él siempre porta pants de la UNAM muy orondo. Creo que hasta ahí llega su compromiso universitario. Aseguraba que detrás de los normalistas de Ayotzinapan hay grupos como los del PRI que patrocinaban a los porros de la prepa Fresno. Dio a entender que él fue uno de estos últimos. Que no son angelitos los normalistas y que por algo “se los echaron”, acabó esta persona.

AyotziLos argumentos contrarios los desdeñaba generalizando y gesticulando al estilo “nada diferente a lo que yo diga importa”. Ante la explicación de que los movimientos se construyen con la organización, a través de procesos, dijo que la contundencia estilo kamikaze y la inmediatez mediática, tipo pasto para portadas sangrientas al otro día, o nada.

Todo esto me hizo pensar que el suyo es el mismo sentir de millones de mexicanos: si no me afecta, no me importa y pónganse a estudiar, no a andar de revoltosos. La masacre de los normalistas toca otros terrenos mucho más trascendente y preocupantes. Los ejecutores son tan abominables como los perpetradores. Más allá de la antipatía que se pueda tener a la gente que protesta, argumenta y actúa, como muchos normalistas y estudiantes y trabajadores, como en cualquier otro lugar los puede haber dentro de la sociedad, estamos frente a hechos más profundos:

 

  1. El gobernador de Guerrero, Ángel Aguirre, declara que sabe que otros funcionarios del estado están coludidos con el narco o trabajan para él.
  2. La policía, al menos probadamente la de Iguala, trabaja para el narco. Al interior de la misma hacen bandas criminales, como Guerreros Unidos.
  3. El presidente municipal de Iguala, José Luis Abarca y su esposa, Ma de los Ángeles Pineda, son narcos o trabajan para el narco.

 

Aun dejando de lado el siniestro y cínico hecho de que financiamos a bandas criminales policiacas y de funcionarios, porque además de delinquir cobran un salario del presupuesto, estamos en manos de ya no sabemos quién. La procuración de justicia le rinde cuentas al que debe combatir y aterroriza al que le debe rendir cuentas.

 

No es descabellada la hipótesis de que estas son las primeras muestras de un panorama de represión que se avecina. Un calis de lo que puede pasar si la gente quiere salir a protestar ahora que vengan las trasnacionales a arrasar con petróleo, minas, agua, suelos y lo que se atraviese con las reformas energética y hacendaria.

 

La desaparición y, seguramente, asesinato de los normalistas, va más allá de los enraizados odios del pobre hacia el pobre. Apunta a un estado de terror, represión y violencia de estado que no se va a parar en estudiantes pobres. Pueden ser el botón de muestra.

Nación TV

Roberto Gómez Bolaños es un buen ejemplo para empezar. Como muchas cosas en este país, él viene de la transa, el cochupo, la mordida, la corrupción, el nepotismo y la violencia. El autor documenta que era parte de la pandilla del Negro Durazo y Luis Echeverría que operaba en la colonia Del Valle. Para completar el cuadro, sobrino de Díaz Ordaz. Con el tiempo, y con esos conectes, se enquistó en la televisión mexicana y latinoamericana hasta el día de hoy, gracias a una caricatura (¿pleonasmo?) que sustituye a los personajes de carne y hueso y sigue la misma línea gastada  de “cachetadas y pastelazos” que refiere Mejía Madrid. Por supuesto, perpetúa al muerto de hambre sin casa que hace lo que sea por un pedazo de pan, al pobre con ínfulas de rico y al idiota conformista como candidato a seguirlo siendo, porque así es la vida y no vale la pena querer salir del agujero-vecindad donde se vive. Fue a llevar el cáncer de sus gracejos a Chile y Argentina durante las respectivas dictaduras; se cuadró ante Pinochet y Videla y ellos lo recibieron como jefe de estado. Al día de hoy, tal vez media Latinoamérica lo abomina, pero la otra mitad lo idolatra y lo seguirá haciendo quién sabe por cuántas generaciones.

 

En esta novela, Fabrizio Mejía presenta instantáneas de momentos clave en la historia de la televisión en este país, que en realidad se reduce a la historia de tres hombres, abuelo, padre e hijo, desde siempre  rodeados del sistema, presidentes, saqueadores disfrazados de empresarios, mafias, lujos, mujeres y una enorme alfombra debajo de la cual esconder las toneladas de porquería que cuesta mantener la caja idiotizante encendida perpetuamente.

Hoy es lugar común  -y no por eso menos cierto- decir que prácticamente no podemos hacer nada sin que de alguna manera beneficiemos a Carlos Slim: levantar el teléfono, usar un cajero, prender la luz, conectarse a Internet, tomar agua, encender el coche, en fin, casi lo que sea. Con los Azcárraga y Televisa ocurre algo similar, según se lee en Nación TV. Hace poco murió el celebrado arquitecto Pedro Ramírez Vázquez. El INAH se regodea con el mote “el arquitecto que construyó para la gente”. Puede ser, pero entre esa gente debería especificar la que se apellida Azcárraga o Sada: les hizo el Estadio Azteca y la Basílica de Guadalupe, dos templos para estar perfectamente amaestrados (sin contar que coordinó las olimpiadas del 68 y siempre fue incondicional del Ordaz y subsecuentes). Comprar cualquier cosa que se anuncie en la tele, es aportar para que este Emilito, como su padre, pueda escaparse de los tormentos de ser millonario y poderoso en súper yates de millones de dólares que miden casi lo mismo que una manzana donde vivimos los de a pie.

naciónTV

Nación TV cuenta con nombres y apellidos la macabra boda indisoluble entre los que administran el país y los que se encargan de apaciguar a los administrados. Por supuesto, no puede quedar al margen de esta ceremonia el administrador de los administradores, el narco, que se pasea como por su casa entre sets, estudios, grabaciones y camerinos repartiendo golosinas para que los rostros bonitos de los programas matutinos salgan con bríos a promover las campañas contra las drogas y los valores familiares. Es una realidad que lo que no sale en la tele, para la gran masa, no existe. Esta historia de la televisión mexicana, la de una familia, la de un hombre, nunca la va a contar Krauze. Si tienen tele, mejor úsenla para ver películas interesantes.

La educación prohibida

Ayer escuchaba que México tiene tal vez el mayor presupuesto destinado a educación en el mundo: 600 mil millones de pesos. Una cifra que está por encima de varios países desarrollados. Pero 92% se va a pago de maestros. Hay 160 mil supuestos profesores que nunca han estado frente a una clase y cobran como docentes. Las licencias a los maestros cuestan 1, 600 millones de pesos al año. En este país de pueblos y hechos mágicos, sigue sin saberse cuántos maestros hay en el territorio nacional. Al mismo tiempo, en la línea de la magia,en la olimpiada de matemáticas de 2012, frente a 543 competidores de casi cien países, cuatro muchachos de seis que asistieron ganaron medallas, una de ellas de oro. Se llaman Diego Alonso Roque Montoya (de 16 años), Adán Medrano (de 16), Jorge Garza Vargas (de 18); Juan Carlos Ortiz (de 14) y Jorge Ignacio González (de 17) recibieron reconocimientos por su participación. Seguramente sólo en sus casas y sus escuelas han de saber que existen.  Si fueran “académicos” de la “academia” y bailaran o cantaran canciones lloronas, a lo mejor medio México los ubicaría. Peo qué aburrido, nomás le hacen a las matemáticas.

En casi todo lo que se refiere a educación estamos en los últimos lugares de los medidores de la OCDE y en los primeros en aspectos negativos, como el tercer lugar en ninis en el mundo, detrás tan sólo de Turquía e Israel (!).

Hoy veía el documental La educación prohibida, en el que se cuestionan los modelos vetustos, anacrónicos y rebasados con los que seguimos educando a los niños sin cuestionar si de verdad sirven para algo, si sirve de algo mandarlos a las escuelas (a las convencionales y a las  presuntamente modernas, incluidas las de paga), donde reciben una instrucción semi militar combinada con contenidos caducos y poco o nada significativos para formar una mente libre, crítica y capaz de aportar algo positivo a la sociedad. Creo que de ahí la prohibición del título: a los estados no les conviene tener ni libres, ni pensantes ni críticos.  En el mundo patas arriba (diría Galeano), los de las sillas de poder consideran peligroso a un pueblo pensante, educado.

Mucha gente (a veces de muy baja instrucción escolar) sigue convencida de que ir a la escuela es garantía de algo. Seguro es garantía de una merma en el gasto familiar, eso sin duda.  La escuela como garantía de mejora económica es un mito o una desafortunada confusión de conceptos. Para muchos padres e hijos educación es lo mismo que capacitación para el trabajo. Estudia para que trabajes. La educación incluye capacitarse en algunas áreas, pero no es el fin.  Échenle un ojo a La educación prohibida, un documental que seguro va a mover algunas conciencias.

 

Categorías: educación Etiquetas:

Modelo de competencias

Desde hace algunos años la gente involucrada en el ambiente educativo trae de un  lado para otro la palabra competencias. Con esta palabra entienden lo primero que normalmente se entiende en español: competir; pero, especialmente, hacerlo confrontando al otro para ganar, dejarlo atrás en la lucha por salir adelante en un sentido individualista. Los programas educativos están poniendo énfasis en la “enseñanza por competencias»; sin hacerle mucho caso en este momento a la mala sintaxis y peor traducción, se refiere a enseñar a partir del desarrollo de habilidades, capacidades o aptitudes de los estudiantes, sea lo que sea que eso signifique, finalmente. La gente se enerva y se opone a que se enseñe a partir de «competencias», porque no quiere que los jóvenes crezcan desarrollando una especie de voracidad depredadora individualista que tenga como principio aplastar al otro con tal de conseguir objetivos personales.

La RAE incluye en su segunda definición de este término «pericia, aptitud, idoneidad para hacer algo o intervenir en un asunto determinado». En el artículo hay una nota que advierte que éste ha sido enmendado. No sé si la enmienda sea justamente que están agregando pericia, aptitud, etc, como parte de la definición del término.

Recientemente en un documental sobre  educación en México, De panzaso, un jovencito entrevistado decía con cierto ímpetu, con un aire de estar perfectamente enterado y convencido de lo que decía, que la educación por competencias debería impulsarse más aún, «para hacer que todos tengamos el reto de superarnos, de ser mejores que los demás». Señalaba frunciendo el seño a compañeros imaginarios a quienes quería superar compitiendo contra ellos a fin de sacar las mejores calificaciones.

Ha habido diferentes protestas por parte de padres y profesores inconformes que han acabado en mobilizaciones, cierre de escuelas, marchas, etc., en las que parte de la demanda es la oposición al modelo de competencias porque no quieren que sus hijos aprendan compitiendo, arguyen, siguiendo un modelo capitalista depredador.

Nadie se ha detenido a desenredar esta mala o imprecisa traducción de una palabra que sí viene del latín y es parte del bagaje léxico del español, pero ha pasado por el colador del inglés, de donde se ha tomado tal cual. La gente se convence todavía más de que quieren hacer competir a sus hijos cuando en el auge de este término llega la prueba internacional PISA para saber cómo andan los estudiantes mexicanos en relación con los de otros países de la OCDE. La primera reacción: ¿Ven? Huele a competencia o competición o puja por ver quién es el mejor.

Y toda esta historia por calcar una palabra de otra lengua sin detenerse un momento a ver que hay otros términos menos ambiguos y de fácil comprensión como habilidades o aptitudes.

Broken Penguins

Saving broken Penguins, one page at a time.